jueves, 26 de noviembre de 2009

Lo más insignificante resulta crear grandes reacciones


Cómo ya es costumbre hacer apariciones milagrosas en el blog, claro está que hablo en sentido metafórico, sólo que ahora si hablaré de ciertas circunstancias que aparecen en platicas que siempre me he preguntado ¿Porqué no puedo tenerlas con todos? Y ustedes dirán pero que tipo de platicas, pues aquellas que en el caminar y en compañía de mi amigo Rodrigo se llevan a cabo, aquellas donde siempre terminamos hablando de dos temas el amor y la escuela. Pero siempre terminamos rebuscando las ideas subjetivas de estos temas, sé que más de una persona al leer esto dirá si apenas son unos niños (por cierto me molesta que me digan eso, porque puede que no tenga tantos años, pero tampoco soy un niño). Como les decía siempre utilizo el terminó de filosofar acerca de estos temas y siempre en compañía de mi amigo.

Ya era de noche y caminábamos de la Biblioteca Central de C.U. rumbo al metrobus y después de una situación un tanto desagradable, quería gritar, quería desahogarme y hasta cierto punto llorar. Pero en lugar de eso, me puse a platicar con Rodrigo acerca de que pensaba respecto a lo que me había pasado, mi platica era más rápida que de costumbre y pues trataba de explicar las cosas lo más razonable que se pudiera, el aire era fresco, pero la situación hacia que sintiera calor, así que le dije que lo invitaba a Starbucks, sentía la necesidad de algo frío y muy dulce.

Ya se que hasta el momento no he hablado de nada relevante pero se tiene que crear y describir el espacio para poder darle cierto color a la historia.

Ya en Starbucks pasaron muchas cosas y eso que sólo fueron escasos 10 minutos, en lo que pedimos las bebidas y nos cobraban, pero ocurrió algo curioso; la chica, si, aquella que se puso de nervios al ver a mi amigo Rodrigo, fue tan gracioso como se equivoca en decirle los nombres de cada sabor de té y rápidamente su color rojizo en la cara tomo más presencia que ella misma. Yo me burlaba, pero no paso a más, que lástima pero prometimos volver para ver en que termina esa historia, me agrada para que sea mi cuñada.

Otra de las situaciones fue que Rodrigo me platicaba de una persona de su facultad y que pasaba por una situación similar, eso es todo lo que se me quedó en mente, porque, ha decir verdad yo seguía consternado por lo que acababa de suceder; aunque si mal no recuerdo pronunció dos preguntas. ¿Qué sientes por aquella persona? ¿La quieres? Fueron como dos balazos llamando mi atención, cosa que no quise responder, puesto que me vería demasiado frágil y en el peor de los casos patético.

Pero en fin, salimos de Starbucks para abordar el metrobus, pero como son horas pico tuvimos que esperar
un rato para que fuera un poco vacío dicho transporte, así que nos sentamos en las relucientes banquitas que hay dentro de la estación. En eso planteaba una situación que en el trayecto que caminamos iba pensando, y le dije, siempre ponemos atención a cosas insignificantes que cuando te pega el amor las haces tan importantes, me dice Rodrigo ¿Cómo? Si, es decir posiblemente antes no te importaba si te saludaba X persona, si se iba sin despedir, si en todo el día no te mando un mensaje, si no está conectada en el msn, sino ves su nueva entrada en el blog, sino ha actualizado su mensaje personal, eran cosas que no cobraban importancia en tú vida, pero ahora que esa persona ya es parte de tú vida, quieres sabe todas esas cosas y más, ustedes dirán que suena exagerado pero es la verdad, cuando quieres algo con una persona pones atención en cosas así y mucho peores en algunos casos.

Pero la platica fue interrumpida por una llamada, mi mamá, en fin pasó el metrobus y corrimos rápidamente para subirnos, que finalmente terminamos en uno lleno, pero ya que más daba, entonces bajamos en Perisur, porque iba a comprar unas cosas que encargo mi mamá.

Salimos de la estación y en el puente me dice Rodrigo, yo creo que esas cosas insignificantes se pueden ignorar, por un momento pensé que sí, en diez pasos más cambió mi opinión y le dije no creo, finalmente es parte del proceso de tener una relación. A lo que respondió él ¿Cómo? Pues simple, si no pusiéramos atención a esas cosas que deberían ser insignificantes, no habría peleas, no habría un te quiero extra, no dirías perdón, no habría más abrazos que los de costumbre, así que díficilmente existe la posibilidad de ignorar esos casos.

Pero aún así existía en mí esa pequeña duda de poder ignorar esas cosas, y me puse a prueba un mensaje llegó a mi celular, no lo respondí, paso alrededor de una hora, pero mis ganas y mi sentimiento pudieron más y terminé contestándolo. Ahora con toda certeza puedo decir que las cosas más insignificantes terminan actuando de manera extraordinaria en nuestra vida y sobre todo si tratas de ignorarlas.

Así que eventualmente tratarás de reprimir ese sentir, pero tu fuerza de voluntad es débil, frágil y se rompe con el
sólo hecho de pensar en esa persona tan especial.

Está claro que no se puede contar todo exactamente como paso, así que sólo hay dos testigos de esa platica tan amena los vasos de Starbucks que no hablarán ni darán pormenores.

P.d. Tú sólo presencia roba mis sentidos, tienes algo extraño en esa mirada, que noche tras noche intento adivinar.
P.d.2 El calor de tú piel fue tranquilidad para mi ser.
P.d.3. Amigo gracias por esas platicas tan...chingonas.

Canción: Si tú me amas- Il divo


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3 comentarios:

Unknown dijo...

"¿Qué sientes por aquella persona? ¿La quieres? Fueron como dos balazos llamando mi atención"... ese tipo de tardes-noches las amo, mas estando con un cuate, o con una chica!! Pero lo que esta entre comilllas capturo mi atencion!!! Esas preguntan vienen de un revolver cargado de emociones :")

Jorge L. Barrera dijo...

Vaya! Pero que buen relato!
Me ha dejado con curiosidad y me ha traído recuerdos muy chidos otros tanto algo melancólicos.
Al igual que a Ferzon, me llamó mucho la atención lo marcado entre paréntesis...
Sigue escribiendo man.

Enrique F. A. dijo...

Mi estimado Carlos:

Tu entrada me recordó mucho a algo que me pasa mucho, y es que como mencionas, es probable que a todos nos pase. Seguramente escribiré algo sobre ello, pero te contaré de manera breve.

Esos detalles que uno no puede dejar pasar de las personas a las que empieza a querer (a veces siendo o no correspondido), pueden perseguirnos de manera positiva o negativa. Al final es parte del mismo acto de querer, o amar...

Y eso me pasaba mucho al terminar una relación, el intentar deshacerme de ellas para olvidar de inmediato y que doliera menos. Las cosas no funcionaban así, y al no hacerlo, llegué a un punto que nunca deja de enseñarme cosas nuevas.

A varias las 'maté', pero las maté en sentido figurado eh jaja, las maté porque me despedí de ellas y guardé de ellas los mejores momentos; al terminar nuestra relación dejé de verlas, ya no existían para mí y las borré de mi vida. Sabía que no podía aguantarme a saber de ellas, que me haría daño el ser parte de su vida, sin realmente serlo...

Pero todo cambió con una persona con la que probablemente es lo más cercano que he estado de amar (pues amar es una palabra tan especial que no debe de ser malgastada varias veces). Hace ya casi 4 años de conocerla, y no, a ella no pude 'matarla' u olvidarla. Sin embargo, a los dos nos ha afectado, y esos detalles nos han perseguido, esas cosas insignificantes de las que hablas, nos han hecho regresar el uno al otro en diferentes ocasiones...

Hoy los dos somos muy diferentes, pero esos detalles que crean grandes reacciones nos acercan tanto el uno al otro que parece nunca estaremos listos para separarnos...

A lo que voy en este largo comment, es a complementar tu excelente entrada, pues finalmente uno siempre quiere olvidar o evitar esas cosas insignificantes, cuando en realidad forman parte de nuestra vida y uno deberá de aprender a sobrevivir con ellas, así es, esa es la palabra: Sobrevivir.

Siempre va a querer uno aprender a vivir con o sin ellas, al final, esa es la constante en nuestras vidas. Desde los recuerdos de alguien que se fue de nuestras vidas física o metafóricamente...

¡Te mando un abrazo! Y haz caso, sigue escribiendo... ;)